Homenaje en el Valle de las Lágrimas


En los años 2011 y 2012 Rugby Sin Fronteras visitó el lugar donde 29 rugbiers uruguayos perdieron la vida en 1972. Allí homenajeamos a las víctimas y a los 16 sobrevivientes de la denominada “tragedia de Los Andes”.
El 13 de octubre de 1972 veintinueve vidas se apagaron luego de que el avión que los llevaba a Santiago de Chile se estrellara en el Valle de las Lágrimas. El vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya transportaba 45 jugadores del Old Christian’s que viajaban a la capital chilena para jugar un partido de Rugby ante Old Boys. La ilusión de aquellos rugbiers se vio truncada cuando la aeronave se desplomó a 3500 metros de altura, en medio de las nieves eternas de la cordillera de los andes, donde las temperaturas pueden llegar a descender a 30 grados bajo cero.
Como en el año 2011, el 23 de febrero de 2012 (a 40 años de la tragedia), Rugby Sin Fronteras volvió al Valle de las Lágrimas para brindar un nuevo y sentido homenaje a aquel equipo uruguayo que según Gustavo Zerbino, uno de los 16 sobrevivientes, logró subsistir gracias a los códigos del rugby.
“Después del accidente quise ir a la montaña, siempre sentí que tenía una deuda pendiente con mi hermano, algo que tenía que hacer tarde o temprano para reencontrarme con él… Debieron pasar 40 años para que me decidiera”, expresó Alejandro, hermano de Gustavo Nicolich, (uno de los rugbiers que falleció en el alud que cubrió el avión días después del accidente), quien visitó por primera vez el Valle: “necesitaba hablarle y contarle cuánto lo extraño. Sabía que esto iba a costarme mucho anímicamente, por eso le agradezco profundamente a Dios la oportunidad de haber viajado. Siempre dije que mis lágrimas se habían secado, pero definitivamente me voy siendo otra persona”, expresó en una de las notas que dio a su regreso de la experiencia vivida junto a Rugby Sin Fronteras.
A 3800 metros de altura la bandera uruguaya flameaba junto a la de Rugby Sin Fronteras. Allí en el paraje Piedras Grandes se armó el campamento donde también se improvisó una pequeña cancha donde rugbiers, amigos y familiares de las víctimas jugaron al rugby para homenajear a los 16 sobrevivientes y las 29 víctimas de la tragedia.
El frio y la nieve no fueron un impedimento para que ese partido se juegue. Las emociones y el espíritu del rugby fueron más que suficiente para no frenarlo: “amigos les trajimos el partido que nunca pudimos jugar”, dijo quien fuera capitán del equipo uruguayo, Gustavo Zerbino antes que la ovalada comenzara a rodar mirando al cielo.
“Tengo una enorme gratitud por estar vivo y haber podido compartir con 3 de mis hijos (Gustavo, Martín y Luma) y todos los que fuimos parte de ésta extraordinaria experiencia. También por la nueva oportunidad que nos da la vida de seguir sintiendo que todavía es posible soñar con los ojos abiertos, creer, querer, confiar y atravesar el miedo, tomando acción para materializar esos sueños y realizarlos” indicó Gustavo.
Ésta experiencia fue muy fuerte e inolvidable para todos: argentinos, uruguayos y chilenos. El legado de amor y de cómo el ser humano puede superarse partiendo de sus propios valores y principios es lo que reivindicamos con estos homenajes, “sobrevivieron por muchas razones, pero mucho tuvo que ver que hayan sido un equipo de rugby donde cada miembro respetó su rol . Ahora llevamos el rugby nuevamente a la montaña, como una muestra de fortaleza y amistad. Íntimamente, cada uno de los 45 que viajó comprendió mejor cómo hace 40 años ese grupo de adolescentes se le plantó de igual a igual a la muerte y hoy celebra y festeja cada día de sus vidas”, reflexionó Juan Bautista Segonds.





Fotografías: Gonzalo Prados